viernes, 11 de enero de 2008

Las Runas Increadas


Antes de seguir, es importante aclarar que LAS RUNAS NO SON SIGNOS ARQUETIPICOS. Las runas son signos increados, aunque son interpretadas como arquetipos al ser percibidas por el sujeto racional. Están afirmadas en el contexto axiológico, e incorporadas como objetos culturales. Por lo tanto, pueden ser interpretadas por el Espíritu Hiperbóreo Iniciado de forma arquetípica o de forma no lógica, según sea el sujeto racional o el Yo despierto el que las perciba.El estudio de las runas increadas es propiedad exclusiva de una ciencia denominada Rúnica noológica, de la Sabiduría Hiperbórea. Y es muy importante aclarar que sólo los Espíritus de Fuego, Siddhas e Iniciados Hiperbóreos están en disposición de alcanzar su total comprensión.El análisis de las runas va más allá de lo metafísico, más allá de lo arquetípico, al revelar, las runas increadas, los signos que proceden del Espíritu cautivo; es decir, los signos que constituyen el símbolo del Origen. Para realizar el análisis rúnico se siguen unas pautas que revelen el grado de formación cultural del signo rúnico con respecto a su forma original.

He de aclarar, para no generar confusión, que en las runas, por ser signos increados, no existe contexto significativo posible. Por lo que hay que admitir que sin contexto significativo, no hay relación posible; es decir que las runas no están en absoluto relacionadas entre sí, ni es posible concebir una conexión entre ellas. No obstante, existen signos rúnicos representativos de las runas increadas, que si pueden ser conectados entre sí. Pero los signos rúnicos son arquetipos, y por eso es posible su interconexión. Las runas increadas, por lo contrario, están fuera de la lógica consciente; no pueden ser aprehendidas ni relacionadas por el sujeto anímico. Sólo el Yo, reflejo del Espíritu Increado, puede coincidir gracias a su predisposición gnóstica las runas increadas. Por lo tanto, he aquí un principio que es a su vez, el Misterio del Origen: «Si el Yo percibe las runas increadas, se percibe a sí mismo». ¿Por qué esto es así? Pues precisamente porque las runas increadas, como el virya, participan del infinito actual. De ahí que las runas increadas se reafirmen en dieciséis éxtasis rúnicos. Fuera de esta experiencia, las runas no pueden ser relacionadas entre sí, precisamente porque las runas increadas están ilimitadas por el infinito actual.Las runas increadas poseen significados absolutos, indeterminados e ilimitados. Significados existentes por sí mismos que no requieren de la participación exterior para afectarlos. La runa es todo el significado posible; en efecto, revela todo el conocimiento durante el éxtasis rúnico; o lo que es lo mismo, y más claro, no queda nada por conocer fuera de la runa.Con todo lo dicho, surge una pregunta: ¿Cómo pueden existir una pluralidad de runas increadas? Si en el éxtasis de una runa puede experimentarse todo el significado posible, dado que su significado es absoluto. La respuesta se puede sintetizar como sigue: la ignorancia de las runas increadas constituye su pluralidad y relatividad infinitas; la Gnosis de una runa increada constituye el éxtasis del significado absoluto.


La runa increada es la verdad del virya.


Para comprender este principio es necesario establecer qué excluye y qué incluye. Lo que excluye es más que evidente: Todo lo que no es la runa increada no es verdad. En consecuencia: todo lo que no es la runa increada es mentira, un engaño, una ilusión creada por el demiurgo.Para el hombre “la verdad del ente” procede de los designios demiúrgicos; es decir, del ser para el hombre revelado a la razón y sintetizado en la estructura cultural como enlace: esta verdad del hombre-pasú es diametralmente opuesta a la verdad del virya. Pues mientras la runa increada existe por sí misma, absoluta e infinita, la verdad del hombre-pasú, como toda mentira, debe ser sostenida por la férrea voluntad del demiurgo, sosteniendo y controlando la evolución del conjunto de entes (seres) del universo. Un universo íntegro es un engaño construido sobre los cimientos fundamentales de la demencial voluntad del Creador. Si esa voluntad de manifestarse se apagara por cualquier circunstancia, sobrevendría una hecatombe y el universo entero se desplomaría en la nada como toda mentira descubierta, algo así como un efecto dominó.La runa increada que se sostiene por sí misma es la verdad del virya y todo lo que NO es la runa increada no es verdad, es una ilusión creada por el demiurgo. No obstante, la verdad del virya, sólo se puede conocer durante el éxtasis rúnico, mientras que para conocer la verdad del hombre-pasú, sólo se requiere una percepción sensorial del ente-ser para revelarse a la razón.En definitiva, durante el éxtasis rúnico, todo lo que el Espíritu no es, de la runa increada es; y por la verdad, el Espíritu sabe que es. De esto se deduce que, la verdad es posible experimentarla por el Yo en el éxtasis rúnico, incluso estando cautivo. Por otra parte, y de forma contraria, si no se conoce la verdad, no hay libertad posible del Espíritu: sólo el dominio de la verdad del virya asegura el regreso al Origen; sólo la verdad permite conocer lo que Ella (Ella forma parte del misterio a-mort, una trampa que motivó la caída y encadenamiento de los Espíritus increados), no es y rechazarlo, tomando distancia del Gran Engaño. Sin la verdad, el virya será engañado por el secreto de maya (la ilusión de lo real) y acabará por ser arrinconado en “algún mundo” extraño y lejano, sin posibilidad de regresar al Origen ni de abandonar el universo creado.Se puede afirmar que la libertad del Espíritu sin la verdad rúnica increada es una proposición carente de significado, una mentira más. En síntesis, por la Gnosis de la verdad, la libertad; o más claro: por la Gnosis de la verdad de la runa increada se asegura la libertad del Espíritu cautivo.El Espíritu increado desde la reversión y encadenamiento, sólo puede conocer la verdad de la runa increada porque Ella está más cerca del Origen y en el Origen. Más allá del Origen existe una realidad que escapa a la comprensión del Espíritu revertido: allí está la realidad del verdadero dios de los Espíritus increados, el Dios Incognoscible; al que no es posible conocer estando el Espíritu revertido y cautivo. Sin embargo, las runas increadas proceden de la realidad del verdadero Dios, por lo que es muy posible que el Dios Incognoscible esté incluido en la verdad del virya. Por lo tanto, en ese caso, el Espíritu puede reclamar su manifestación durante el éxtasis rúnico, pero sólo puede manifestarse de forma volitiva. Por este motivo no es posible conocerlo sino experimentar la acción de su Fuerza. Una fuerza volitiva que el Yo consume para reforzar su propia esencia volitiva, que le permita concretar su liberación. No obstante, la presencia trasmutadota de esa Fuerza sólo se puede manifestar al virya que exprese una “actitud graciosa luciférica", que significa estar en posesión del mensaje carismático del Gral de Kristos Lucifer, el Enviado (Hijo para el luciferismo de Sangre) del Dios Incognoscible, y de haberse alienado carismáticamente en su bando guerrero.